Sunday, June 29, 2008

E.N.D.: 01/10/01 Cafe Selva Negra

Selva Negra en el corazón de Nicaragua

Lesbia Espinoza Gutiérrez

Hola amorosos y amorosas. Cómo les va?. Hoy nos vamos hacia el mero centro del país, pero antes nos damos una pasadita por un hogar infantil, donde nuestros «sobrinos» nos esperan siempre. De este lugar donde se encuentran unos 30 niños, ubicado en la carretera sur, hablaremos en los próximos días, para abrir rutas en sus corazones, en los corazones de mis amigos, y que para las fiestas de navidades se lleven a uno o dos niños. Pero antes de navidad, que falta mucho, pues ir a visitarlos y compartir con ellos. ¡Les va a encantar lo amorosos que son! Les parece?. Y ahora, L.J., o sea que «los juimos» como dicen algunos; digamos pues, el equivalente de ¡Vamonos!.

Hoy nos acompañan nuestras amigas, Gioconda Gadea y Sandra Chavarría, dinámicas periodistas del Intur, Luisito Núñez Salmerón, Bayardo García, el hombre que nos acorta el camino con su imperecedero buen humor al lado de su inseparable dulcinea, Milena Salmerón de García.

No se pierdan este viaje. Vamos a Matagalpa, conocida como La Perla del Septentrión o sea La Perla del Norte. Quisiera saber quién o quiénes y cuándo la bautizaron con frase tan bonita. Realmente una de las giras más agradables del país es venir a Selva Negra, en Matagalpa, ubicada en el mero corazón de Nicaragua. Pero no podemos llegarnos al Hotel Selva Negra donde nos esperan dos excelentes amigos, Edy y Mausi Kuhl, sin antes pasar por la ciudad de Matagalpa saboreando, aunque sea un poco de todas las comidas y bebidas que por acá se cocinan, sobre todo en los días de feria. Cómo pasar de lejos ante un atolito agrio, o una güirila con cuajada; jamás. Y ni hablar del «atol duro». Es para ir haciéndole camita al estómago, porque Mausi nos invitó a almorzar. ¡Unmmmmh, Sandra y Bayardo se han comido como cinco güirilas con cuajada!. El paisaje creado por recovecos y volteretas al avanzar, es algo inpensado, un ensueño y no podemos dejar de aspirar el aire puro de estas montañas que recelosas van resguardando nuestro paseo.

Apenas dejamos la ciudad de Matagalpa y ya estamos en el kilómetro 140 de la carretera yendo hacia Jinotega, es justo la entrada del Hotel. Vean esta joya; un tanque militar, vencido, vestigio de la guerra de 1979, nos da la bienvenida. Acá nos esperan dos personas especiales, increíbles; Eddy Kuhl y su esposa Anegret Hayn Oetken, conocida cariñosamente como Mausi. Dicen que su abuelo la llamaba así desde niña, en su Alemania natal, es el diminutivo de un roedor que ni su nombre quiero pronunciar. Pero ella es todo un amor de gente; generosa, trabajadora, solidaria, optimista. Edy y Annegret de padres alemanes y con vivienda ancestral en esta zona constituyen una pareja que se complementan increíblemente; creativos, seguros y serenos. Esta Mausi trabaja como muchos hombres deberían trabajar en nuestro país. Lo mismo diseña una casa, que ordeña una vaca, cultiva flores o cocina una comida sensacional combinando de una manera maravillosa la disciplina europea con la sensibilidad latina. Ella nos da el recorrido por buena parte de la finca, enclavada a unos 1,250 metros sobre el nivel del mar. Andando por estas cimas de Selva Negra, que según nos dice el Doctor Jaime Incer Barquero, es el segundo pico más elevado de la región, luego del Peñas Blancas, vemos cómo, allá en las alturas, se abrazan las cordilleras Isabelia y Diriangén. Las blanquecinas «barbas de viejo» o «musgo español» colgantes de la cima de enormes árboles, se mecen al vaivén capricho de los vientos que revolotean y juegan con más de alguna hoja que logran subir, más allá de los 1,550 metros que alcanzan estas montañas. El vaivén de «las barbas de viejo», parsimonioso o fuerte y violento, nos remonta a escenarios cinematográficos de las películas de Alfred Hitcoch. El grito, no sabemos si de júbilo o de no sé qué de los monos aulladores, conocidos como «monos congo» nos traslada a otro ambiente de misterio, pero rápido salimos de esa atmósfera, ante el júbilo de un grupo de jóvenes practicando su deporte favorito. Mausi, de disciplina alemana, no se acerca a ellos cuando juegan, pues los muchachos se disputan por ser los primeros en anunciarle a «su madrina» cuál ha sido el equipo ganador. «Menuda tarea me ponen; cómo celebrar a uno, si de los dos equipos soy madrina y a los dos los patrocinamos nosotros»; me dice Mausi.

Por cualquier recodo de la montaña nos asaltan los «ojos de agua», cuyos nacimientos nos detenemos a ver. Son un «ojito», un hilito, burbujitas de agua que al bajar y libres correr se desarrollan transformándose en vigorosos ríos.

Es increíble el misterio de la naturaleza. ¿Cómo puede una cosa tan diminuta convertirse luego en algo tan grande? Vamos a un vivero y motivados por la belleza de plantas y flores no podemos resistir la tentación de anhelar un jardín en nuestras ardientes casas en Managua. Lo menos que se puede es llevarnos un hermoso ramos de flores . Orgullosos de gente como los Kuhl, contemplamos y disfrutamos lo que produce el trabajo honrado de esta familia.

Ellos fueron los primeros de la década de los 70s en dedicarse, mediante un préstamo bancario, al rubro de la hotelería y el tursimo. A mediados de los 70s salieron varios complejos turísticos, entre ellos el Cosigüina, en Occidente, el Cibalsa en el Sur y Selva Negra en el norte. Aunque claro, al comienzo eran apenas un pequeño restaurante con salchichas y comidas alemanas e italianas. Vaya, ¡si tenían un chef italiano! .De todos estos complejos turísticos de esa época, el Selva Negra es el único que exitosamente se ha mantenido. Y no es para menos. No desaprovechan nada sin descuidar el tratamiento ecológico que le dan a todo. No despalan, producen su propio gas a partir del estiércol, la pulpa del café y otros desechos. ¡Producen todo lo que consumen!; la carne de pollo, de res, de cerdo, los huevos, la leche, la crema, los quesos, las hortalizas, de las cuales salen unas ensaladas divinas y cosechan un exquisito café. Tampoco descuidan a sus trabajadores; un consultorio y enfermería, una escuela para los niños y hasta a tres muchachos estudiando en la universidad.

¿Díganme si no es cosa regia?

Mientras nos enrumbamos al restaurante del hotel, ubicado a orillas de un apacible lago no tan artificial, aprovechemos el caudal de energía que transmite la mágica montaña. Chao amores.

http://archivo.elnuevodiario.com.ni/2001/octubre/01-octubre-2001/variedades/variedades1.html

Enlace Hacienda de cafe Selva Negra: http://www.selvanegra.com/es/Coffee-Quality.html

Mausi email: mausi@selvanegra.com.ni

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